
Trabajo híbrido: el arte de no estar disponible 24/7

Publicado el: 09/jun./2025
Universidad del Valle de México
7 de junio de 2025
Cómo poner límites saludables cuando tu casa también es tu oficina
Desde que el home office dejó de ser excepción y se convirtió en la regla para millones de personas, también llegaron nuevas preguntas existenciales: ¿A qué hora termina mi jornada si nunca salgo de la oficina? ¿Puedo decir “no” a una llamada fuera de horario? ¿Cómo me desconecto sin sentir culpa?
Trabajar desde casa tiene beneficios evidentes: adiós al tráfico, hola a las reuniones en sandalias. Pero también tiene un lado B del que no se habla tanto: la dificultad para poner límites. Porque cuando el comedor es tu escritorio y las juntas no cesan, decir “hasta aquí” se vuelve un acto casi revolucionario.
Poner límites no te hace menos comprometido. Te hace funcional. Y aquí te contamos cómo lograrlo sin parecer rebelde, ni insensible.
¿Por qué nos cuesta tanto desconectarnos?
Porque en algún punto, estar “disponible” se convirtió en sinónimo de “eficiente”. Y porque culturalmente aún arrastramos la creencia de que quien responde más rápido o manda correos a medianoche es más valioso. Nada más lejos de la verdad.
El problema es que, en el trabajo híbrido, la línea entre la vida personal y profesional se ha vuelto tan delgada que se borra. Y como nadie quiere parecer desinteresado, muchos terminamos atrapados en la oficina portátil que es nuestro celular.
Pero ser productivo no es lo mismo que estar siempre conectado. De hecho, estar disponible 24/7 puede llevarte directo al burnout. Y eso no le sirve a nadie: ni a ti, ni a tu equipo.
Primer paso: reconoce que necesitas límites
Amigux, date cuenta. Como en cualquier proceso de cambio, lo primero es aceptar el problema. Si te identificas con alguna de estas frases, es momento de decir “Houston, tenemos un problema”:
- “Solo respondo este correo y ya me desconecto…”
- “Apagué la compu, pero sigo en teams desde el cel.”
- “Me despierto y lo primero que hago es ver si hay pendientes.”
Siete ideas prácticas para poner límites saludables
1. Define tu horario… y comunícalo. Tener un horario no sirve si solo tú lo sabes. Inclúyelo en tu firma de correo o estado de Teams y menciónalo cuando sea necesario (y a la menor provocación): “A partir de las 6 p. m. no estaré disponible, pero mañana lo reviso sin falta.”
2. Usa rituales para abrir y cerrar tu jornada. Cambiarte de ropa, dar un paseo corto o encender una vela: cualquier gesto simbólico sirve para marcar el inicio o final del día laboral. Tu cerebro necesita saber cuándo trabajar… y cuándo descansar.
3. Aprende a decir “no ahora” (sin culpa). “No puedo atenderlo en este momento, pero te doy respuesta mañana a primera hora.” Simple, claro y sin drama. Poner límites no es grosería: es autocuidado profesional.
4. Silencia notificaciones fuera de horario. No necesitas enterarte de un pendiente a las 11 p.m. para resolverlo mejor. Usa las funciones de “No molestar” o “modo enfoque” en tus dispositivos y respeta tu tiempo como respetarías una junta importante.
5. Ten conversaciones incómodas (pero necesarias). ¿Tu jefx espera respuesta instantánea 24/7? ¿Tu equipo programa juntas a las 8 p.m.? Toca levantar la mano y decir: “Me gustaría que acordemos tiempos razonables para comunicación fuera de horario. Así todos podemos organizarnos mejor.”
6. Planifica y prioriza. Si todo es urgente, nada lo es. Organiza tus pendientes al inicio de la semana y deja espacio para imprevistos. De esta manera, evitas tener que “ponerte al corriente” en horarios que deberían ser personales.
7. Sé el ejemplo (y ayuda a cambiar la cultura). Si tú mismo respondes correos en domingo o escribes a tus colegas en la noche, el mensaje es claro: se espera estar disponible todo el tiempo. Empieza tú el cambio. A veces, poner límites abre la puerta para que otros también lo hagan.
¿Y si los demás no respetan tus límites?
Una cosa es poner límites. Otra, que los demás los entiendan. Es probable que al inicio encuentres resistencia: comentarios como “¿ya te fuiste?”, o “es solo un momentito”. No te enganches.
Explica tus motivos sin entrar en debate. Si alguien insiste, repite tu mensaje con firmeza y educación. Poner límites es como entrenar a los demás sobre cómo pueden tratarte. Y toma tiempo.
En resumen: no eres un robot
Trabajar desde casa no significa vivir en la oficina. La tecnología que nos permite trabajar a distancia también puede ayudarnos a desconectar… si la usamos bien.
Poner límites no solo mejora tu salud mental y física. También mejora tu rendimiento, tus relaciones laborales y, sobre todo, tu relación contigo mismo.
Así que la próxima vez que suene una notificación fuera de horario, recuerda: no todo requiere una respuesta inmediata. A veces, lo más profesional es decir lo vemos mañana.
¿Y tú, cómo marcas tus límites en el trabajo híbrido?
Cuéntanos tu truco favorito para desconectarte o esa estrategia que te cambió la vida. Y si todavía estás luchando con apagar la compu a tiempo… también queremos escucharte. Este espacio es para compartir, aprender y (por qué no) soltar un poco.